Triste, lamentable, vergonzoso, abominable, me faltan las palabras para describir lo que está pasando estos días en España, lo que pasó justo ayer en Madrid. En cualquier caso, es inaceptable.
Esta semana he podido ver como esa "España de charanga y pandereta, de cerrado y sacristía" salía a las calles. Nos hicieron creer que se había ido, pero seguía ahí, en el poder. A lo largo de esta semana he visto como esa España volvía a machacar y a hundir a esa otra España de la rabia y de la idea. Y siento rabia, humillación e impotencia.
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