miércoles, 28 de marzo de 2012

¿Para qué sirve esta huelga?


Opiniones contra la huelga las hay a espuertas. Incluso tomando en cuenta sólo las que parecen estar lejos de la influencia del gobierno y patronal, nos encontramos con variedad de argumentos. Desde los que afirman que en el siglo XXI la huelga ya no es el camino de la protesta obrera y que debemos resignarnos a los cambios que impone la crisis, hasta los que consideran que un sólo día de huelga es de una inutilidad tan evidente, que convierte en ridícula a la principal arma de la clase trabajadora.
A los primeros, tal vez habría que decirles que esa exigencia de “adaptación” a la nueva situación económica, derivada del gran fraude financiero internacional, no es ninguna novedad  y que el mensaje, ahora en el siglo XXI no es diferente del que se ha usado para subyugar a la clase  trabajadora en todos los tiempos. Porque, no sólo se nos exige aceptar los recortes de toda índole sino que además se nos pide que no protestemos, que no molestemos. Que aceptemos de buen grado la vuelta a las jornadas interminables y los salarios miserables - si es que alguna vez han desaparecido-, al trabajo precario y sin derechos como única salida al paro, para que “la economía” remonte. ¡Idiotas! La economía somos nosotros y nosotras, no las bolsas, ni los gobiernos, ni la Merkel. Si millones de personas no encuentran trabajo, o con el sueldo que cobran no llegan ni a pagar sus necesidades básicas, la economía estará mal, aunque el Ibex y el Dow Jones y la madre que los parió estén “al alza”.
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