Desde la CNT-AIT ALICANTE decimos basta. Basta de parches, de improvisaciones y de sostener un sistema educativo que solo se mantiene gracias al esfuerzo del profesorado, mientras la administración mira hacia otro lado, especialmente hacia la educación concertada y privada, que recibe cada vez más dinero público. Exigimos condiciones dignas, recursos reales y respeto a la docencia.
Mientras se habla de innovación y competencia digital, la realidad en los centros es muy distinta: aulas masificadas, bolsas de interinidad mal gestionadas, orientación saturada, incorporaciones tardías y permisos sin cubrir. Todo esto hace que el sistema se tambalee porque los profesionales que lo sostienen ya no pueden más.
Las aulas son espacios extremos: calor insoportable en verano, frío en invierno y mantenimiento de instalaciones inexistentes. Grupos de más de 30 estudiantes, muchos con necesidades especiales, y un solo docente para atender lo imposible. La figura del doble docente ya no es un lujo, es una urgencia. La seguridad del profesorado no puede depender solo del número de docentes. Es imprescindible un respaldo firme.
La ausencia de inclusión al alumnado con necesidades especiales o sin el idioma nativo continúa, la falta de personal sanitario y de programas de apoyo ineficaces deja al alumnado y al profesorado en una situación insostenible. Las llamadas unidades de protección precoz, que debían actuar de manera coordinada con salud mental infantojuvenil, han sido un fracaso: ni prevención, ni seguimiento, ni apoyo real.
El profesorado continúa asumiendo responsabilidades que no le corresponden: grupos de alumnado empoderados, episodios de amenazas y comportamientos violentos, mientras desde la dirección se repite siempre la misma excusa: no hay suficientes profesores. A ello se suma un alumnado respaldado por familias reaccionarias que cuestionan constantemente la labor docente y apoyadas por parte de equipos directivos que tienden a igualar y respaldar sus quejas sin valorar el impacto en la seguridad del profesorado.
A ello se suma que, debido a situaciones de precariedad socioeconómica en muchas familias, parte del alumnado llega al centro sin los cuidados ni los hábitos educativos básicos que deberían adquirirse en el hogar. Unos hogares rotos, donde las figuras paternas tampoco han podido adquirir una educación básica y un sentido común necesario para la convivencia comunitaria.
A esto se suman sobrecargas adicionales de alumnado, salarios congelados y precariedad. Se exige profesionalidad sin recursos, ampliación extra de horarios sin compensación y contratos temporales que terminan cada junio. Además, nos piden competencia digital mientras la infraestructura falla y los recursos escasean.
Por todo ello, el 11 de diciembre secundamos la huelga. Reclamamos condiciones laborales dignas, recursos suficientes y efectivos, estabilidad para el personal
docente y el reconocimiento que merece nuestra labor. Solo con un compromiso real con estos derechos es posible garantizar una educación pública sólida, de calidad y sostenible en el tiempo.
PERSPECTIVA PEDAGÓGICA
El estudiante se ha convertido en objetivo del Estado, que intenta moldearlo como un agente pasivo. Por ello, toda reivindicación educativa debe garantizar su participación real, desde Primaria hasta la Universidad y la Formación Profesional, promoviendo autonomía y pensamiento crítico. Revisar el sistema educativo implica eliminar prácticas que fomentan la pasividad y transformar al estudiante en un sujeto consciente, crítico y autónomo, capaz de actuar con criterio propio, más allá de ideologías y métodos que lo domestiquen.
Conviene recordar lo esencial: El niño necesita sostén; el adolescente, límites negociados; el adulto joven, responsabilidades reales; y la comunidad, cohesión afectiva.
En coherencia con ello, proponemos un Aula de Diseño Universal, multidisciplinar, cooperativa y corresponsable, fundamentada en:
- Participación colectiva que reduzca jerarquías y desigualdades.
- Adaptación individual solidaria, no segregadora.
- Capacidad para detectar, corregir y canalizar tensiones, evitando la escalada de conflictos.
- Dinámicas de cuidado mutuo, respeto y responsabilidad entre todos los miembros.
- Educadores y alumnado como referencias reales y efectivas, no meros gestores de grupos saturados.
Un aula donde se piense, se reflexione y se construya cultura y libertad desde dentro.
Un aula capaz de formar sujetos críticos, autónomos y socialmente responsables.
HACIA UNA EDUCACIÓN EMANCIPADORA
Desde el anarquismo y el pensamiento libertario nos inspiramos en Francisco Ferrer i Guardia, fundador de la Escuela Moderna y figura clave de la pedagogía racionalista, laica y antiautoritaria. Defendió una enseñanza mixta, no competitiva y verdaderamente formativa, rechazando los exámenes como mecanismo de clasificación y obediencia. Su enfrentamiento al clericalismo y a la educación dogmática le costó la vida. Mantener viva su memoria es sostener la posibilidad de una educación que libere, no que domestique.
Sus principios eran una educación crítica y cooperativa, basada en una pedagogía racional y antiautoritaria que fomente el pensamiento crítico, la cooperación y la autonomía del alumnado; con evaluación igualitaria, formativa y respetuosa, orientada al aprendizaje y no a la clasificación; en centros que garanticen autonomía, donde el alumnado participe activamente en la toma de decisiones; y con una enseñanza laica, libre de dogmas y fundamentada en el método científico y la evidencia pedagógica.”
Entre 1931 y los años posteriores, los ateneos y escuelas libertarias impulsados por la CNT y la Federación de Enseñanza alfabetizaron a gran parte del proletariado y promovieron la coeducación, la gestión colectiva y la pedagogía racionalista, demostrando que otra educación era posible: laica, asamblearia, no competitiva y profundamente transformadora. Ese legado sigue siendo hoy una referencia imprescindible para imaginar y construir la escuela racionalista pública que necesitamos: crítica, libre, colectiva y emancipadora.
Con este gran legado lucharemos por una educación que libere, que forme personas críticas y que transforme la sociedad desde la escuela.
