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POR UN MONTE PÚBLICO, LIBRE Y AUTOGESTIONADO
QUÉ PRETENDEN.
Una
vez más, la Administración Pública repite la historia desamortizadora y
descomunalizadora, poniendo en venta Montes de Utilidad Pública (MUP),
registrados en el Catálogo de Montes de Utilidad Pública, para
brindarlos en bandeja a los particulares. Aunque hasta la fecha
solamente han encargado informes a los Ingenieros de Montes de las Delegaciones Provinciales, sobre posibles espacios que
incluyeran construcciones, inmuebles o posibilidad de instalar un
vallado cinegético, se prevé que la Junta, presionada por el Ministerio
de Hacienda, termine por despojarse de lo público y seguir con la
dinámica de venta y privatización de lo público.
Castilla-
La Mancha, cuenta con unas 747.000 Ha. de Montes de Utilidad Pública,
del total de los 3.564.000 Ha. de superficie forestal. (Según datos del
último Inventario Forestal Nacional). Se pretendería vender entre 46 y
68 montes correspondientes a una superficie entre 34.000 y 51.000 Ha.
de propiedad pública.
EN QUÉ SE AMPARAN.
Para
culminar las ominosas intenciones estatistas (la Junta de Castilla la
Mancha es una segregación del artefacto estatal), tendrían que modificar
la actual e inútil Ley de Montes de 2003, de manera que suprimiesen de
la nueva legislación, las definiciones con que cuentan los montes que
están inscritos en el Catálogo de Montes de Utilidad Pública, inembargables, inalienables e imprescriptibles,
cuestión ésta de la modificación legislativa un mero trámite en el que
la “democracia representativa y parlamentaria” , le dará fielmente la
potestad reglamentaria.
Hay que recordar que los efectos
de las desamortizaciones forestales pasadas fueron desastrosos para la
economía, la sociedad y la naturaleza. Miles de hectáreas de montes
públicos vendidas y robadas a particulares fueron deforestadas sufriendo
erosión y perdiendo su papel protector frente a las inundaciones.
La biodiversidad, recreo, paisaje, sumideros de carbono y el resto de
servicios ambientales que proporcionaban estos montes se perdieron para
siempre, solo importaba al igual que ahora la mercantilización dineraria
de los mismos. Los montes que no fueron usurpados de las
desamortizaciones, se incluyeron en el Catálogo de Montes de Utilidad
Pública en el siglo XIX.
La Ley del 2003 constata como “montes públicos”,
los hoy en manos de ayuntamientos, Comunidades Autónomas y del Estado,
pero la gestión de los que están inscritos en el Catálogo de Montes de
Utilidad Pública pertenece a las Comunidades Autónomas y al Estado.
Además, hay montes privados, de aprovechamiento exclusivo por el propietario y montes vecinales o comunales
que los define equivocadamente como los pertenecientes a las entidades
locales, en tanto su aprovechamiento corresponde al común de los
vecinos.
Pero toda esta
clasificación de los montes es cuanto menos confusa, y por descontado
ilegítima. La realidad es que las diferentes instituciones a lo largo de
siglos fueron expropiando la mayoría de los montes a juntas vecinales, propietarios únicos
de los mismos, que los autogestionaban mediante un concejo abierto. La
mayoría fueron al Estado y otros a los ayuntamientos, de manera que las
diversas legislaciones han ido titularizando y afianzando la propiedad a manos de dichas instituciones.
El
Estado está preparando la definitiva liquidación de los bienes
comunales a medio plazo, que pasarían en último caso, tras ser
expoliados, a ser grandes fundos particulares donde pegar cuatro tiros
será lo más entretenido.
UN POCO DE HISTORIA. EL ESTADO ROBA Y DESPOJA…LO HIZO AYER Y HOY DÍA CONTINÚA.
La
depravación de lo público, de lo comunal, denominadas durante los
siglos XVIII a XX desamortizaciones, no es más que el Estado (sea
absolutista, liberal, fascista o democrático, según
épocas), expolia y despoja todos los bienes colectivos, del pueblo
popular rural, para subastarlos, pasando a manos privadas. En este robo el
Estado y los ricos ganan, el pueblo pierde. Es un proceso que abarca
siglos. Hubo expolios de lo público desde la Baja Edad Media, en la
Edad Moderna por Felipe II, con los poco ilustrados del
liberalismo encabezados por Jovellanos y las Cortes de Cádiz en el siglo
XVIII, pasando por la República, el fascismo durante casi 40 años
(época más sangrante) y el liberalismo constitucionalista de la falsa
democracia parlamentaria.
OTRA FORMA DE HACER ECOLOGÍA SOCIAL. EL ASAMBLEARISMO Y LA AUTOGESTIÓN.
La
costumbre consuetudinaria popular, la del concejo abierto o asamblea
vecinal, cuyos orígenes se remontan a los siglos VIII-IX, es aun una
institución viva en el plano local, pero interesadamente desnaturalizada
por el régimen jurídico de la modernidad.
Se
trata de una asamblea o junta vecinal, en donde de manera horizontal se
aúnan posturas en la gestión del municipio. Una forma de entendimiento y
buenas prácticas humanas en donde se han de extinguir todos los demás
centros de tomas de decisiones por expresar voluntades elitistas,
tiránicas e incompatibles con la soberanía popular. Dicha soberanía
reside en la red de asambleas o municipios libres en donde las
decisiones se toman desde abajo y no desde arriba, como sucede hoy día
con la democracia.
Esta
asamblea, en la práctica se ha venido encargando entre otros
compromisos sociales, del cuidado y aprovechamiento de los montes. La
desnaturalización de ésta por las diversas instituciones, han traído
como consecuencia la degradación del medio natural, así como de las
relaciones sociales.
En
CNT, creemos que el único y natural propietario de todos los montes es
precisamente el medio natural. Que ninguna forma de institución o
administración pública ni privada, que tenga como finalidad el lucro sin
escrúpulos de lo monetario y lo material, además de la deshumanización
de la sociedad libre, puede ser gestora de un soporte vital tan
necesario como son los montes, para la especie humana así como para el
resto del complejo ecológico.
La
democracia constitucional, que presume en sus leyes medioambientales de
biodiversidad, está siendo cómplice directa una vez más, del
sometimiento y destrucción de los espacios naturales, a las grandes
fortunas pudientes, que acarrearán grandes perjuicios y daños
irreparables, que en el la naturaleza se contabilizan por cientos o
miles de años de recuperación.
Contra la venta de los Montes Públicos, Revolución Social Anarquista
CNT-AIT de Guadalajara