Reunida la FIJL en Congreso Peninsular, queremos hacer pública nuestra postura ante los últimos casos en la escalada represiva que el Estado español viene ejerciendo contra el movimiento anarquista. Especialmente conocido ha sido el caso de les cinco anarquistas detenides en Barcelona el pasado mes de mayo, pero no han sido los únicos casos en los últimos tiempos, sino que encontramos muchos más, especialmente relacionados con los últimos paros generales. Por supuesto, sabemos que el Estado español no es el único que está llevando a cabo esta actividad represiva contra les oprimides, ya que la función del Estado, de cualquier Estado, es precisamente defender sus intereses mediante el uso de la violencia.
Quienes intentan subvertir el orden establecido, quienes cuestionan el papel violento del Estado, son sistemáticamente reprimides, acusades irónicamente de utilizar la violencia contra el Estado y el Capital. Para facilitar esta labor represiva del Estado, éste se apoya en los mass-media, creadores de la llamada “opinión pública”, y que nos dicen dónde están los márgenes de la protesta, criminalizando toda forma de lucha que no pueda ser integrada en el sistema. Esta represión, cacareada por estos mismos mass-media, busca infundir el temor entre aquelles que empiezan a cuestionarse el mundo en el que viven, para que renuncien a la organización y la lucha o para aquelles que ya han dado un paso hacia delante.
Casos como el de les cinco de Barcelona, se presentan como ejemplarizantes al reprimir brutalmente la simple opinión libremente expresada. Acusades de enaltecimiento del terrorismo, se encuentran bajo el régimen FIES 3, control represivo específico para las bandas armadas. A día de hoy llevan más de dos meses en prisión preventiva sin juicio. Con esto podemos ver la clara esencia torturadora del Estado. También mención requiere el compañero José María Pirla, al que le aplican la Doctrina Parot, que es un método para encubrir la cadena perpetua. Estos dos ejemplos solo son una mínima parte de toda la represión que ejerce el Estado. Los casos de tortura y vejación son innumerables.
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Extraído de la FIJL
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